Metaphor: ReFantazio reluce en todos los ámbitos. No obstante, un elemento realmente lo distingue, formando su núcleo mismo.
Bajo sus capas de simbolismo y comparaciones, la Alegoría se adentra en el ámbito político de una sociedad. ¿Quién maneja las llaves del poder? ¿Cómo seleccionamos a aquellos a quienes se les confían tales responsabilidades tan cruciales? ¿Y qué revelan las convicciones de estos líderes sobre la gente que les otorga su confianza?
Estas interrogantes encienden una batalla eterna entre los anhelos y la practicidad, entre las acciones proactivas y las soluciones reactivas, reflejando nuestras propias vidas con sutileza y audacia. Con una percepción aguda, el director **Katsura Hashino** y su equipo convierten esta lucha por el poder en un juego simbólico y literal, cuyas reglas parecen inmutables pero capaces de transformación.
¿Se asemeja a alguna realidad que reconozcas? Ese es el propósito, y es este mismo aspecto lo que te atrae desde el inicio. Pero primero, analicemos las complejidades en juego.
Metaphor: ReFantazio comienza con el fallecimiento de un soberano. Este evento es significativo porque en el mundo de Euchronia, solo él posee la capacidad de usar la verdadera magia, dándole un control absoluto.
El anterior gobernante, a pesar de su partida, conserva un arma secreta: estableció una disposición inusual, un mecanismo donde los deseos de la gente, sus más profundos anhelos y tendencias, influirán directamente en la elección de su sucesor, guiados por una fuerza misteriosa.
Muchos candidatos compiten por el trono, pero dos nombres resuenan por encima del resto: Luis Guiabern, cuya destreza mágica e inteligencia aguda lo catapultaron rápidamente a través de la escala militar de Euchronia, y Forden, el líder máximo de Sanctarismo, la religión dominante que impregna la tierra. La Iglesia y el Ejército, dos fuerzas colosales, chocan en un mundo profundamente dividido donde los diversos clanes están separados por estratos sociales rígidos y la movilidad ascendente es escasa, casi inexistente, dependiendo de tu linaje ancestral.
En medio de esta lucha por la supremacía, tú, un joven elfo, la tribu más marginada del reino, también entras al juego, pero tu verdadero objetivo es mucho más peligroso y oculto: romper una maldición que ata al heredero legítimo al trono, el príncipe de Euchronia, quien ha estado dormido en estado de inconsciencia desde su infancia. El mundo cree que está fallecido, y las figuras más influyentes se opondrían con vehemencia a la revelación de su existencia continua.
En este concurso por la corona, forjas una alianza improbable con individuos de diversas tribus que eligen ayudar a aquellos necesitados, desafiando las rígidas doctrinas y tradiciones de una sociedad aparentemente inflexible. Sin embargo, este auxilio tiene un costo.
A través de estas metáforas entrelazadas, Metaphor: ReFantazio combina ideologías políticas que abarcan desde el Iluminismo hasta Karl Marx, creando una historia compleja donde los héroes y los villanos comparten más similitudes de lo que se cree. Incluso un poder mágico aparentemente invencible resulta insuficiente para destruir, de inmediato, los sistemas profundamente arraigados establecidos durante generaciones para controlar a una población.
La trama se expande, sin olvidar las rutas individuales de sus personajes principales y los que los acompañan, una cualidad profundamente enraizada en los videojuegos de rol de Atlus. Estas narrativas conmovedoras, que exploran temas de melancolía, renovación y autodescubrimiento, sirven como una lección en el arte de narrar historias, dando forma a los héroes de Metaphor: ReFantazio en figuras que inspiran tanto admiración como cuestionamiento, dejando a nadie apático.
Esta aventura se adentra en territorio conocido para quienes conocen a los creadores de Metaphor: el director Katsura Hashino y su equipo Studio Zero, los cerebros detrás de Persona 3, 4 y 5 dentro de Atlus. Sin duda, este videojuego resuena con el espíritu de Persona, particularmente con su sistema de administración del tiempo. Los días avanzan en el calendario y los capítulos están meticulosamente marcados por fechas, estableciendo un límite para completar las tareas narrativas principales.
Sin embargo, en lugar de simplemente replicar la estructura de Persona y trasplantarla a un nuevo escenario, el equipo de desarrollo se inspira en los videojuegos de rol japoneses tradicionales, ofreciendo una interpretación singular y construyendo un sistema convincente.
Para ganar la confianza de la comunidad, se ofrece asistencia a los necesitados, siguiendo el patrón establecido de los RPG clásicos, con misiones principales y secundarias.
La unión comunitaria permanece, creando conexiones más sólidas con personajes auxiliares y perfeccionando cualidades personales como la expresividad y la comprensión. Mas, a comparación de Persona, donde los horarios desordenados pueden generar consecuencias negativas, Metaphor adopta una estrategia más flexible, permitiendo participar en actividades accesibles con mayor autonomía.
Por otro lado, la exploración ocupa un lugar primordial en la administración de las limitaciones temporales. Recorre el país en un medio de transporte veloz, pero las distancias físicas aún pueden requerir días para cruzar. Por consiguiente, ciertas interacciones sociales pueden integrarse en estas travesías, dotando este aspecto del juego con una vitalidad amplificada comparado con Persona.
Cuando no se cultivan amistades ni se busca la aprobación del reino, una cantidad considerable de tiempo estará dedicada a complejos subterráneos y laberintos complejos, como es común en cualquier juego de rol de fantasía medieval. Aquí, Metaphor: ReFantazio muestra el enfoque visionario de Atlus hacia la evolución del género.
Similar a las últimas entregas de Persona, Metaphor es una experiencia de combate estratégico por turnos, llevando consigo gran parte de la estética característica de Atlus, donde las incantaciones que debilitan o fortalecen fuerzas y maniobras que privan a los adversarios de turnos son tan esenciales como ganar experiencia y mejorar sus habilidades.
Sin embargo, el juego introduce una dimensión adicional a este marco estratégico.
En cada complejo enigma, puedes provocar una explosión veloz de batallas inmediatas, donde los adversarios pueden quedar momentáneamente aturdidos antes de entrar en una pausa táctica, lo que te concede una ventaja formidable. No obstante, si eres golpeado, comenzarás en desventaja, una circunstancia que muchas veces puede derivar en un desastre.
A la par, Metaphor se inspira en una noción hallada en Persona 5, permitiendo a los personajes cambiar sin esfuerzo entre diversos papeles. En el universo del juego, estos papeles se denominan Arquetipos, una antigua energía despertada dentro de cada héroe a medida que su relato avanza. Al explorar las profundidades de los arquetipos, pueden adoptar clases de juegos de rol tradicionales como guerreros, magos, ladrones o incluso roles que honran el legado de los juegos anteriores de Atlus.
Con estos dos elementos principales, Metaphor: ReFantazio aspira a renovar los juegos de rol japoneses clásicos, ofreciendo una perspectiva novedosa y singular, demostrando que la idea de que este género es poco amigable para los recién llegados sencillamente no es cierta.
Este videojuego es la ocasión perfecta para mostrar a las personas que consideran el combate por turnos poco atractivo las fortalezas de este sistema de batalla, o incluso a aquellos que no les gustan los encuentros aleatorios recurrentes solo para ganar experiencia, porque la victoria se puede lograr únicamente a través del combate de acción si tu nivel supera al de tus enemigos.
En última instancia, pero no menos relevante, también es preciso destacar la partitura sonora, que siempre ha sido un rasgo distintivo de las obras de Atlus. Si el videojuego entrelaza fantasía y realidad en sus expresiones más diversas, la música acompaña este recorrido, tejiendo cánticos budistas y piezas musicales gregorianas en el mismo tema de combate. El compositor Shoji Meguro, tan aclamado por las bandas sonoras de rock y jazz de Persona, asume el reto de componer temas perdurables y majestuosos con una interpretación totalmente innovadora que lo eleva a la categoría de compositores legendarios de videojuegos junto a maestros como Yoko Shimomura y Nobuo Uematsu.
Todos estos elementos confluyen para convertir a Metaphor: ReFantazio en una experiencia singular y cautivadora. Después de casi 90 horas de juego, completando todas las misiones esenciales y secundarias, profundizando en todas las conexiones de los personajes e incluso superando a los oponentes finales, me encontré con el deseo de que el juego continuara un poco más, tal era mi anhelo de permanecer en ese reino completamente absorbente.
Y creo que esto sucede precisamente porque Metaphor: ReFantazio expone sus contradicciones, que también, en cierto sentido, son nuestras, desde el inicio. Es un videojuego que tiene mucho que revelar sobre nosotros mismos y la forma en que organizamos nuestras comunidades, e incluso cuando exploramos los diversos dilemas sociales que observamos en la actualidad.
Con todo, en vez de atribuir responsabilidades, el acontecimiento presenta reflejos, invitándonos a analizar nuestras propias coincidencias y deseos.
Su relato, rebosante de introspección y metáfora, junto con un escenario de conflicto que desafía las reglas convencionales, Atlus revela sin recelo una de las obras más reflexivas y valientes del año 2024. Oscilación precaria sobre un hilo delgado que abarca fantasía y verdad, Metaphor: ReFantazio aspira a ahondar en temas políticos y moldear el destino de los juegos de rol japoneses. Increíblemente, alcanza ambas aspiraciones.